A menudo comentamos que no es sano tener los triglicéridos y el colesterol alto, y eso es algo que escuchamos en muchos lugares, pero ¿sabemos exactamente lo que significan estos términos y las consecuencias de que sus niveles no sean los adecuados.
Dicho de una forma sencilla, se trata de dos tipos de lípidos (grasas) que desempeñan un papel muy importante en la salud del cuerpo porque los triglicéridos almacenan calorías no utilizadas y proporcionan energía al cuerpo, mientras que el colesterol se utiliza para construir células y ciertas hormonas.
Sin embargo, hay que vigilar que sus niveles en sangre sean los adecuados porque cuando están elevados puede aumentar el riesgo de sufrir enfermedades cardíacas y otras afecciones médicas. El primer paso es hablar con un especialista para que prescriba el tratamiento adecuado (medicamento).
Una alimentación a base de grasas saturadas puede elevar los niveles de triglicéridos y colesterol y conducir a una hipertrigliceridemia e hipercolesterolemia, respectivamente. En ambos casos aumentará el riesgo de enfermedad cardíaca, ya que esta situación puede contribuir a la acumulación de estos componentes en las arterias y formar placas, llamadas ateromas, que pueden disminuir el calibre del diámetro o desprenderse y taponar algún vaso de menor calibre. Afortunadamente, hay ciertos cambios en la alimentación que pueden ayudar a mantener a raya los niveles de triglicéridos y colesterol en la sangre. Estos consejos dietéticos son básicos para conseguirlo:
- Reducir el consumo de grasas saturadas (mantequilla, crema y carne grasa) y grasas trans (alimentos procesados y fritos). En su lugar, opte por grasas saludables como las monoinsaturadas y poliinsaturadas, que se encuentran en alimentos como el aceite de oliva, los aguacates y los frutos secos.
- Aumentar el consumo de fibra soluble. Se encuentra en la avena, salvado de avena, habas y las frutas y verduras. Esta fibra puede ayudar a reducir el colesterol en la sangre. Es necesario consumir al menos 5 gramos de fibra soluble al día.
- Limitar el azúcar y los alimentos procesados porque pueden contribuir a un aumento de peso y a niveles elevados de triglicéridos y colesterol. Para satisfacer los antojos dulces existen opciones más saludables como las frutas.
- Consumir pescado y ácidos grasos omega-3. Algunos pescados tienen altos niveles de ácidos grasos omega-3, los cuales pueden reducir los niveles altos de triglicéridos, la hipertensión y el riesgo de que se formen coágulos sanguíneos. Los pescados más aconsejables son la caballa, el arenque, el atún, el salmón y la trucha.
Aumentar el consumo de fibra y pescado es fundamental para controlar los niveles altos de triglicéridos y colesterol
Principales signos de colesterol alto
Ante la sospecha de tener hipercolesterolemia, lo mejor es importante hablar con el médico para obtener una evaluación y el tratamiento correspondiente. Algunos signos de alarma incluyen:
- Hinchazón de las extremidades: un nivel alto de colesterol en la sangre puede contribuir a la acumulación de placa en las arterias, lo que puede causar hinchazón en las manos, los tobillos y los pies.
- Dolor en el pecho: la acumulación de placa en las arterias también puede causar dolor en el pecho, especialmente durante el ejercicio o el estrés. Si experimentas dolor en el pecho es preciso acudir a un centro de salud de inmediato.
- Fatiga: el colesterol alto interviene en la capacidad del cuerpo para transportar la sangre adecuadamente, lo que puede causar fatiga y debilidad.
- Piel seca y escamosa en la parte superior del cuerpo: en algunos casos, el colesterol alto puede causar una afección conocida como xantelasma, que se caracteriza por la aparición de parches amarillos y secos en la piel de la cara y el cuello.
La dieta mediterránea es una buena opción
Para bajar el colesterol y los triglicéridos en la sangre se puede optar por seguir una dieta mediterránea. Está basada en alimentos saludables como frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, pescado y aceite de oliva, y se ha demostrado que puede ayudar a reducir el riesgo de enfermedad cardíaca y otros problemas de salud.
La dieta mediterránea también incluye pequeñas cantidades de carne y lácteos, y se limita el consumo de alimentos procesados y azúcar. De esta forma es posible reducir el colesterol y los triglicéridos en la sangre, dado que se evita el consumo excesivo de grasas saturadas y grasas trans. Cuando los niveles de triglicéridos y colesterol en la sangre son altos, únicamente el especialista puede prescribir un tratamiento adecuado que incluirá cambios en la dieta y el estilo de vida, así como los medicamentos apropiados.
La clave para controlar el colesterol está en la fibra
La fibra soluble puede reducir la absorción del colesterol en el torrente sanguíneo. Con tan solo consumir de 5 a 10 gramos o más de fibra soluble al día disminuye el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL).
Una porción de un cereal de desayuno con avena o salvado de avena proporciona de 3 a 4 gramos de fibra. Si a eso se le añade fruta o bayas se obtendrá aún más fibra.
La avena contiene fibra soluble que disminuye el LDL, conocido popularmente como “colesterol malo”. La fibra soluble también se encuentra en alimentos como los frijoles, coles de Bruselas, manzanas y peras.